ESTOKOLMO, EL AGRADO DEL DESAGRADO
Así que cuando terminó la dictadura zarpé. Me mudé solo al departamento de la calle Salto y lo convertí en una cueva de drogas y ladrones. Los únicos que entraban ahí eran mis amigos del barrio, los que habían tomado otro camino, los que no habían elegido. Ellos sí son de verdad.
Estokolmo; Gustavo Escanlar
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